Por Martin Broco, Prensa Villa Gessell
La vida de Héctor Javier Velazco fue siempre una pelea. Le tocó luchar contra la propia infancia que lo encontró en una familia humilde de bajos recursos junto a sus padres y cinco hermanos que fueron buscando su propio destino, como lo hizo él que ya en 1990 soñaba con un título del mundo, y estampó ese sueño en el asfalto fresco de un Boulevard que fue sellado durante su construcción con la leyenda “Velazco campeón del mundo”, un anhelo que a fuerza de voluntad se concretaría trece años después, con el overol puesto en cada amanecer que lo encontró corriendo por la playa desde el sur de la ciudad hasta la ruta, y dentro de los gimnasios donde derramó litros de sangre y de sudor, recibiendo golpes y más golpes, soportando el dolor al que la vida lo acostumbró, y el que él mismo aceptó para llegar a trascender fronteras como ningún otro geselino logró a lo largo de la corta historia de nuestra ciudad.
Su rica carrera lo llevó a consagrarse a nivel mundial aquél 13 de mayo de 2003 sobre la mítica lona del Luna Park, en un ring histórico para el boxeo sudamericano que lo vio con los puños en alto y entre lágrimas gritando ¡campeón del mundo!, en una pelea que quedará guardada en su retina, cunado el húngaro András Galfi movía su cabeza pidiendo que el castigo termine, y consagrando a Velazco con la corona de los peso mediano de la Organización Mundial de Boxeo.
Ese momento de felicidad absoluta es la máxima expresión de la carrera boxística de Velazco, que como profesional desde 1996 aún continúa entrenando y con sueños de un combate más, pero con la máxima esperanza de poder terminar de darle forma a la asociación que defenderá los derechos de los boxeadores de nuestro país.
Más allá de que Velazco aún no pudo terminar el secundario, algo que está comenzando a desarrollar en su etapa final estudiando en el IAC, decidió formar una organización que proteja a los púgiles, y la llamó Asociación en Defensa de Boxeadores Argentinos (A.De.Bo.Ar). La comisión está presidida por el ex campeón mundial Sergio Víctor Palma, tiene a Velazco como vicepresidente, y como secretaria a Micaela Cicioli, periodista de medioslentos.com y la revista especializada Ring Side.
En una entrevista exclusiva para sectorinformativo.com, Velazco comentó su actualidad y su pasado, con la sencillez y sinceridad que siempre lo caracterizaron en sus declaraciones.
- ¿A qué te estás dedicando hoy en día?
- Estoy de lleno en la asociación. Estamos trabajando mucho para poder conseguir la personería jurídica y organizando exhibiciones solidarias para poder reunir comida y ayudar a otras personas. Ya llevamos 700 kilos de leche en polvo al Impenetrable en Chaco que fue donado por el sindicato de lecheros, y ahora estamos por mandar un camión con mercadería a Tartagal, donde un alud arrasó con la población.
- ¿Qué te motivó a formar una asociación que defiende a los boxeadores?
- Me dio bronca lo que me pasó a mí. En toda mi carrera tuve contratos abusivos, ví cómo algunos compañeros firmaban contratos en blanco, o te hacían firmar los papeles cuando terminabas una pelea todo aturdido por los golpes, y las pruebas son los papeles manchados con sangre, es algo que se ve comúnmente en el boxeo.
- ¿Siempre tuviste problemas con tus contratos?
- Si, incluso al principio no me hicieron ni contrato. Yo fui profesional desde el ’96 y peleaba televisado por Canal 9 y por TyC Sports, incluso era campeón Latino, pero recién firmé un contrato unos días antes de pelear por el título del mundo, y si no lo firmaba como ellos querían la pelea no se hacía.
- ¿No había forma de decir que no?
- En ese momento no pensás mucho en la plata ni en nada, sólo querés estar concentrado para la pelea y llevás una ilusión muy grande por ganar el título mundial. Con el tiempo te vas dando cuenta de lo que te hicieron, y si lo vez en el momento tampoco tenés en quién respaldarte. Yo ahora le inicié juicio al promotor que era Osvaldo Rivero, que va a tener que justificar el valor de las bolsas y los contratos, y también demandé a TyC Sports porque nunca pagó la televización ni los derechos de imagen.
Al margen de esta pelea por ser reconocido en sus actos anteriores, Velazco continúa activo entrenando en el gimnasio de Las Cabriadas junto a Rodolfo Pereyra, quien fuera su primer entrenador de boxeo. Ellos están reflotando la Comisión Municipal de Boxeo para poder volver a tener festivales pugilísticos en nuestra ciudad. Y mientras tanto mantiene algunas exhibiciones solidarias.
- ¿Dónde estuviste presentándote?
- Hice varias exhibiciones, hasta subimos al ring en la cárcel de máxima seguridad de Varela, y el 7 de noviembre va a haber otra en Olivos para poder completar el camión de alimentos no perecederos que va a salir el 12 para Tartagal.
- ¿Por qué aún no sos un ex boxeador?
- Porque tengo una propuesta para pelear en Rusia el año que viene, pero para eso se tienen que dar muchas cosas. Primero tengo que hacer una buena preparación, sino ni pienso en subir al ring, y además a partir de que formamos la asociación la Federación Argentina de Box no me quiere dar la licencia para pelear, porque ellos no quieren que defendamos a los boxeadores.
- ¿Cumpliste tus sueños como boxeador?
- Las imágenes influyen mucho, y yo de chico veía la película “Rocky” y soñaba con ser campeón mundial, hasta lo escribí en 1990 sobre el asfalto fresco del Boulevard, a la altura del paseo 130.
- ¿Qué persona fue más influyente en tu vida?
- Mi mamá porque yo volvía de entrenar y ella siempre me estaba esperando, me ayudó y me acompañó siempre. Después otro que siempre estuvo conmigo fue Rodolfo Pereyra y quisiera poder hacer grandes cosas con él. Y pese a que con mi otro entrenador Mario Gribcic terminé mal yo creo que me ayudó mucho en ese camino al título del mundo.
- ¿Cómo es el boxeo actual en Argentina?
- Hay mucha materia prima, pero está cayendo porque son todos esfuerzos individuales. Hay buenos boxeadores como “Chino” Maidana o “Pigu” Garay, pero ellos no podrían llegar más lejos si no fuera por empresas o sindicatos como el de lecheros, con la ayuda de Héctor Ponce. Fijate hasta qué punto el boxeador está descuidado que ni obra social tenemos con lo que significa la salud en este deporte.
- ¿Cómo son los encuentros con los ex boxeadores que están formando la A.De.Bo.Ar.?
- Tengo que viajar constantemente a Buenos Aires, en eso me está ayudando mucho el intendente Rodríguez Erneta, incluso hasta nos prestan la Casa de Villa Gesell para hacer reuniones. Y nos juntamos con Balbi, Palma, el “Zurdo” Vázquez y muchos ex campeones que hoy por hoy están en la lona porque fueron presa de promotores.
- ¿Te quedó alguna cuenta pendiente dentro del boxeo?
- Yo quería ser campeón argentino. Le gané al que era campeón que era Ramón Britez, pero ese día no había plata para pagarle por todos los títulos que él tenía y sólo le pude quitar el Latino de la OMB.
- ¿Pelear con Oscar De la Hoya hubiera sido la gloria?
- Si, me hubiera gustado y estuve a una sola pelea, o ninguna si a Rivero el árbol no le hubiera tapado el bosque. De la Hoya quería el título que yo tenía, pero Rivero no quiso esperar y me hizo pelear contra Félix Sturm en Alemania, una pelea que me dieron como perdida aunque la gané. Sí él esperaba podíamos quedarnos con una bolsa de cientos de miles de dólares, porque a los dos meses Sturm se llevó un millón en una noche.
- ¿Cuáles son los sueños que te quedan por delante?
- Quiero poder seguir trabajando en esto. Yo estoy desesperado porque se me terminó el boxeo, y la plata que gané fue poca porque se la quedaron los promotores. Peleé en peso mediano que es el mejor pago y por ser campeón del mundo me dieron 10 mil pesos. ¿Sabés qué fue lo primero que me compré? un par de medias, porque ni eso tenía. Me acuerdo que al día siguiente de ser campeón me invitaron a la cancha de Nueva Chicago que jugaba contra Huracán, y adentro de la cancha me hicieron dar un punta pie, el zapato casi se me sale y me dio mucha vergüenza porque ni medias llevaba puestas, todas las que tenía se me habían roto en los entrenamientos.
- ¿Qué querés para el futuro?
- Quiero seguir dedicándole mi tiempo a esto que es lo que siempre me gustó, poder ayudar a los que están ahora peleando para protegerlos y que no desaparezca el boxeo en la Argentina.
Con la buena predisposición de siempre Velazco se fue alejando del grabador. Sus palabras pausadas y las reflexiones denotaron que siempre siguió el camino que le pareció correcto, y pese a los golpes de la vida él continúa de pie, ahora no para ganar su propia pelea, sino para sostener a los demás en un acto que marca la grandeza del mejor deportista que dio Villa Gesell.
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viernes, 6 de noviembre de 2009
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