En exclusiva y desde el rincón de Maidana, Contursi cuenta cómo se vivió la pelea
Por Sebastián Contursi ESPNdeportes.com
LOS ANGELES -- Dos horas habían transcurrido desde el final del combate y todavía la adrenalina corría por el cuerpo, como agua a presión que sale de un manantial descontrolado.
El argentino Marcos Maidana acababa de consagrarse como campeón mundial superligero interino AMB al derrotar por nocaut técnico en el sexto asalto a Víctor Ortiz y el camarín era una verdadera fiesta, con cerca de 20 compatriotas celebrando a puro grito.
Claro, acabábamos de presenciar uno de los combates más emocionantes de los últimos años y, por cierto, una de las victorias más importantes en la historia del boxeo argentino. Por el desarrollo y el desenlace, por la envergadura del evento y por el calibre del rival, considerado hasta aquí casi unánimemente como "el próximo Oscar de la Hoya".
La noche había comenzado en un vestuario muy calmo y una apacible confianza por parte del propio Maidana, de su entrenador Miguel Díaz y de todo el entorno.
Pese a su reputación de noqueador implacable, Maidana había llegado a esta pelea como "el oponente de Ortiz", el que serviría de trampolín para la consagración del estadounidense-mexicano como nueva súper figura del boxeo.
Eso era lo que se reflejaba en la promoción de la pelea, tanto en los medios de comunicación como entre la mayoría de los aficionados locales.
Por ejemplo, la llegada del equipo Maidana al estadio Staples Center fue todo un símbolo: una camioneta nos dejó en el estacionamiento y, sin que nadie se acercara siquiera a decirnos por dónde teníamos que rumbear para llegar al camarín, caminamos casi 200 metros en total soledad.
Mientras tanto, Ortiz llegaba acompañado por un séquito de casi 30 personas, incluyendo cámaras de televisión, amigos, miembros del equipo y gente de la promotora Golden Boy Promotions. Del otro lado, unas 8.500 personas esperaban por el triunfo de su ídolo en las gradas.
Por fin, después del vendaje, el calentamiento y el rezo a la Virgen de Luján, la producción de HBO nos hizo saber que era la hora de salir rumbo al cuadrilátero. Comenzó a sonar la "Chacarera del Olvido", interpretada por Jorge Rojas y, entonces sí, todo estaba listo.
La caminata fue lenta pero a paso firme y, aunque con respeto, el abucheo comenzó a bajar desde las gradas, haciéndonos saber las preferencias del público.
Maidana ingresó al ring y se lo notaba tranquilo. No así algunos de los que estábamos en la esquina. Las pulsaciones subieron dramáticamente a partir de ese momento.
Por fin, sonó el primer campanazo y estalló la guerra. Pero el primer problema se presentó cuando un camarógrafo me tapaba la visión del ring, por lo cual tuve que cambiar de lugar, y esto me valió un reto del rincón.
Además, tenía que adaptarme a la perspectiva que se tiene desde esa posición, a la cual uno no está acostumbrado, y desde donde las cosas se ven realmente diferentes. Por momentos, uno se siente casi dentro del ring y, en otros, la visión es bastante lejana.
Para colmo, la cosa no empezó bien. En menos de dos minutos, Maidana ya había visitado la lona, tras recibir una derecha corta. En ese instante, Miguel Díaz se enojó y le gritó que no bajara la izquierda, y que se le encimara al rival para evitar una posible nueva caída.
Pero cuando nadie lo esperaba, en la acción inmediata a la cuenta de protección, el argentino no perdió el tiempo y lanzó un tremendo derechazo que sentó de espaldas a Ortiz, poniendo las cosas a foja cero.
El pleito recién empezaba y la tensión ya era casi insoportable. Y pese a que ambos habían probado el poder del rival, era seguro que se avecinaba un feroz intercambio de cañonazos en las vueltas siguientes, debido al temperamento explosivo de ambos.
Por eso, cuando Maidana regresó a la esquina intentamos calmarlo, para que no saliera a lanzar golpes alocadamente. Pero no hubo caso. Fiel a su estilo, el argentino aceptaba la guerra de buena gana. Y volvió a irle mal en la segunda vuelta, en la que cayó dos veces, producto de ganchos de derecha. Qué ironía, pensábamos. La consigna era cuidarse de la izquierda en recto, pero se ve que el zurdo tiene poder de fuego en ambas manos.
En la segunda caída, Maidana tuvo la inteligencia de poner una rodilla en la lona, para aprovechar los ocho segundos de la cuenta. Nos miró, dándonos a entender que estaba bien. Pero inmediatamente Miguel Díaz me pidió que cuando terminara el round le pusiera una bolsa con hielo en la nuca y le tirara de las orejas, lo cual hice con bastantes nervios.
Pero Maidana volvió a decirnos que no estaba sentido, lo cual nos tranquilizó. A su vez, Díaz y su manejador, Mario Margossian, insistieron en pedirle calma, que no se regalara en los cruces.
Comenzó el tercero y el argentino acertó dos golpes demoledores de derecha, que sacudieron a Ortiz. Sin embargo, Ortiz siempre devolvía las gentilezas y Miguel Díaz se agarraba la cabeza por el descuido de su pupilo.
Es que las órdenes eran pegar primero y entrar en la corta distancia lanzando golpes, siempre con la mano izquierda adelantada, tocando la derecha de Ortiz y moviendo la cabeza y los hombros. Y Maidana las cumplía sólo de ratos. Pero seguía siendo una batalla campal, para nuestro sufrimiento.
Pero hacia el final del cuarto la cosa comenzó a pintar mejor. Porque Maidana volvió a acertar otras tres derechas y, sobre todo, ganchos al cuerpo que lastimaban a Ortiz. De hecho, desde la esquina se sentían los "uhh", típicos gritos de dolor cuando se recibe castigo duro a las zonas blandas.
En el quinto, las bombas seguían cayendo por todos lados. Pero Maidana se llevó la mejor parte cuando una tremenda izquierda abrió un profundo corte sobre el ojo derecho de Ortiz.
A esa altura el estadio era una caldera y el fervoroso grito de "Or-tiz, Or-tiz" que bajó desde las gradas intentó convertirse en la última posibilidad de salvación para el local.
Pero las piernas de Ortiz hacía ya un rato que no respondían. Y al final de ese asalto nos dimos cuenta de que en cualquier momento se iría al piso nuevamente.
"Tranquilo, que tus manos están entrando plenas. Seguí llevándotelo contra las cuerdas, pero con inteligencia, como hiciste en el último round", dijo Díaz, ya con poca voz.
Tan pronto como comenzó el sexto, un bombazo de derecha explotó en el ojo izquierdo de Ortiz y de inmediato se le inflamó por completo esa zona.
Con un minuto para terminar esa vuelta, Maidana persiguió a Ortiz hasta que lo arrinconó en un rincón neutral y le asestó un gancho corto de izquierda y Ortiz se fue a la lona. El árbitro Raúl Caiz le contó y, de inmediato, lo llevó hasta el médico de turno para que lo revisara, considerando que estaba sentido, agotado y casi sin visión.
El médico aconsejó el final y un abatido Ortiz pareció estar de acuerdo. Y, entonces sí, estalló una enorme alegría, que terminó con todo el grupo cenando carne argentina en un restaurante de la calle Figueroa.
Sebastián Contursi es periodista desde 1991 y desde entonces ha trabajado para diversos medios de comunicación, en Argentina y en los Estados Unidos. Ha realizado la cobertura de más de 120 peleas de títulos mundiales de boxeo, Roland Garros 2001 y otros torneos de la ATP, numerosas ediciones de la Copa Libertadores, la UEFA Champions League, la Copa UEFA y la Copa Intercontinental. También cubrió el Mundial Juvenil Argentina 2001 y los Mundiales de Corea del Sur-Japón 2002 y Alemania 2006, entre otros eventos. Actualmente es redactor especial de ESPNdeportes.com
fuente:ESPNdeportes.com,
1 comentario:
¡¡¡Chino querido!!!,pensar que ese "alias" lo impuce yo en Buenos Aires,lastima los "garcas " que te tienen d allí,fui jurado en todas tus peleas d amateurs,IRECUPERABLE el tiempo que perdiste con un profesor de educacion fisica en SANTA FE,estas peleando con la misma defensa que llevaste de aqui,de MARGARITA,SANTA FE,el interior tambien existe,cariños D"ESTEBAN COLOMBO D.N.I. 10.197.691.. Vera y Pintado..Dpto: San Justo Pcia de SANTA FE ARGENTINA
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